Música Cristiana

HIMNO: SALMO 42


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Salmo 42

Así cual siervo brama, por límpida corriente,
Mi corazón ardiente, por ti suspira, ¡Oh, Dios!

//Sedienta está mi alma, del agua cristalina;
De la verdad divina, mi alma tiene sed//

Mi pan de día y de noche, son lágrimas candentes,
Cuando dicen las gentes: ¿En donde está tu Dios?

//Sedienta está mi alma, del agua cristalina;
De la verdad divina, mi alma tiene sed//

¿Por qué te abates, Oh, alma, y clamas con vehemencia:
Ten Dios de mí clemencia, y escucha mi oración?

//Sedienta está mi alma, del agua cristalina;
De la verdad divina, mi alma tiene sed//

¿Por qué te abates, Oh, alma, y conturbas mi esperanza:
Cuando de Dios se alcanza, la verdadera paz?

//Sedienta está mi alma, del agua cristalina;
De la verdad divina, mi alma tiene sed//

Un abismo llama al otro, a la voz de tus canales;
Todas Tus ondas y olas, pasaron sobre mí.

//Sedienta está mi alma, del agua cristalina;
De la verdad divina, mi alma tiene sed//

Diré a Dios: Roca mía, ¿Por qué te has olvidado?
¿Por qué andaré enlutado, por la opresión en mí?

//Sedienta está mi alma, del agua cristalina;
De la verdad divina, mi alma tiene sed//

Quebrantados mis huesos, enemigos me afrentan;
Diciendo cada día: ¿En dónde está tu Dios?

//Sedienta está mi alma, del agua cristalina;
De la verdad divina, mi alma tiene sed.//

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