PARÁBOLA DEL SEMBRADOR
Salió muy temprano el sembrador
tirando semillas en derredor
estaba la tierra sedienta de amor
y el surco esperando el precioso don.
Qué ilusión, qué ilusión, qué ilusión
que tenía el sembrador
el quería ver crecer la flor
y después el fruto madurando al sol.
Pero el grano que calló a la orilla del camino
tuvo muy triste destino
un gorrión se la comió.
Otras semillas fueron a dar
a las duras rocas de un pedregal
allí a la sombra pudieron brotar
estas sí parecía que pudieran triunfar.
(estribillo)
Pero cuando el sol salió
estas plantas se secaron
sin raíz no soportaron
el calor de la aflicción.
Más aún quedan granos en un lugar
donde hay abrojos sin arrancar
allí las semillas pudieron brotar
esta vez que fruto darán.
(estribillo)
Pero al poco de brotar
estas plantas se murieron
los abrojos las cubrieron
con su manto vegetal.
Cuando ya parecía que no había más
semillas dispuestas a germinar
unas hojas verdes se vieron brotar
en la tierra más fértil de aquel lugar.
(estribillo)
Con la profunda raíz
estas plantas germinaron
y con su verdor pintaron
aquel suelo cual tapis.
Como premio de color
a esta tierra generosa
surgen flores tan hermosas
que deslumbran su esplendor.
Y esta bella historia no acaba aquí
lo mejor todavía lo tienes que oír
pues salieron frutos por cientos o mil
y aquel sembrador cosecho muy feliz.
(estribillo dos veces)