Bajo la sombra de un árbol
Bajo la sombra de un árbol
me hallaba casi dormido,
qué hermosa estaba la tarde,
los árboles eran trinos,
volaron mis sentimientos
colgados en un suspiro.
De pronto llegó una brisa
que olía a viejos recuerdos,
estaba todo presente,
todo lo que yo más quiero,
como si el tiempo se abriese
dejando ver sus misterios.
No hay quien cante en esta tierra
como los pájaros cantan,
son libres de darse al viento,
son libres de la palabra,
ser uno más en el aire
es lo que al hombre le espanta.
De algún lugar de la tarde
salió una voz que me dijo:
es bueno andar por el mundo,
amar y sufrir olvido,
sabiendo que aquí la vida
y la muerte tienen su sitio.
Del cielo colgó una nube
pintada de oro encendido,
entonces los pensamientos
cayeron encima mío,
cuando me volví hacia el cielo
las nubes ya se habían ido.
No pierdas jamás de vista
los tonos de la inocencia:
al tiempo de los colores
volvé cuantas veces puedas,
y a tu corazón bordado
con hilos de transparencia.
Autor(es): Peteco Carabajal