Canto a la guitarra
Sola, llorando en la noche,
preludiando la alborada;
desgajando sueños viejos
y me traiste una guitarra.
Rumbeadora de los sueños,
alma y vida de las farras;
cuando suenan tus acordes
el vino se vuelve savia.
Alma vieja de un nogal:
corazón de tus entrañas,
que al cielo eleva sus penas
transformándolo en vidalas.
Alegre estás en las cuecas,
triste y sola en las vidalas;
te vas con la chacarera,
para volver con las zambas.
Por tus siglos en las carpas
floreciendo en Carnavales:
retorná tu airoso acento,
perfumado de albahacales.
Alma vieja de un nogal.
corazón de tus entrañas,
que al cielo eleva sus penas
transformándolo en vidalas.
Autor(es): R. Zapiola, E. García