Nubes que pasan


En ti deposité toda mi fe
porque eres la ilusión de mi querer.
Mi amante corazón celoso te ofrendé
para calmar la sed de mi inmensa pasión...
Jamás llegué a pensar que nuestro amor
se iría a desflorar cual una flor,
que el destino agobió, haciendo marchitar
la temprana ilusión que con locura soñó.

¿No recuerdas... que un día me juraste
tu cariño llevarlo hasta morir?
Tu promesa muy pronto la truncaste
dejándome solo con mi hondo sufrir...
Yo, tu falta he llegado a perdonarla
solo espero, a mi lado retornes,
de tus labios sentir que tú me amas
y que siempre me llamas para estar junto a ti.

Por fortuna otra vez te hallas mi bien
junto a mí, a calmar el gran dolor
que mi pobre corazón desahuciado sufrió,
el desengaño cruel de tu mentido amor...
Olvidemos a nuestros ayes,
porque siempre será el padecer,
no quiero recordar la fatal verdad,
quiero desvanecer mis noches de pesar...

Hoy que juntos
estamos de nuevo
a nuestra dicha,
cantarle quiero...
Tus ojos serán
espejo de mi alma
al darle calma
a nuestra felicidad.


Autor(es): José Antonio Froján, Víctor Braña