Decime que volvés


Tu voz tenía el miedo azul del desengaño,
mis ojos la tristeza de abandonar tu piel.
Después de los abrazos manchados con la noche
nos dimos los puñales fatales del “después”.

Marcándonos la luna con sangre en cada beso
mentimos esperanzas jurándonos volver,
sabiendo que rondaba el filo del silencio
y que nuestra distancia secaba nuestra sed.

“No te olvides de mí”, esa frase otra vez
volaba en un responso de estación.
“Ahora que te vas, decime que volvés”
Trampeamos ilusiones al destino.
Quedábamos los dos mirando destejer
la tarde en nuestros ojos y el olvido.
Qué fácil fue volar, qué bravo que es volver,
si aún ronda el adiós sobre la piel.

El cielo se apagaba tirándonos la culpa
de hacernos imposible la risa una vez más,
todo era tan sencillo que nunca lo notamos
poniendo inútilmente los sueños a esperar.

Dijimos que la muerte de no tenernos cerca
sería un espejismo lejano del azar,
usamos las caretas que entonces nos salvaron
y ciegos nos clavamos las notas del final.


Autor(es): José Arenas, Saúl Cosentino