No se haga mala sangre


No se haga mala sangre
que la vida se le acorta.
Se va a quedar sin pelo,
y su pelo no me importa...
¡Qué nervios tiene usted,
qué genio arrollador!
¡No se haga mala sangre,
por favor, señor!...

¿A quién le importa nada
de lo que va a pasar?
Si no tiene importancia,
¿por qué le va a importar?
No se haga mala sangre,
no, señor...
Hay que vivir tranquilo
que se vive mejor,
si, señor, como no,
es así, sí, señor...

Vivir tan preocupado
no lo salva de morirse.
Y así, tan enojado,
¿cómo quiere usted reírse?
Viviendo bien o mal
morir se muere igual.
Lo mismo da ser bufo
que sentimental.


Autor(es): Luis Rubistein