Musas de arrabal
Me engrilla la nostalgia
de tango por Boedo,
la estela de un tranvía
trepando desde el puerto.
Los ojos de la tarde
refugio de los sueños,
que encallan en tus bares
con lunfas de bohemios.
Viejos caserones
de mi Buenos Aires.
Vuelvan con verdor,
amplios patios sin rejas.
Que tus barrios se despierten
de su siesta a la rayuela,
con sonrisas de purretes
anunciando primaveras.
Si gime una bordona
de amores por Pompeya,
un taura payador
sabrá templar sus penas.
En versos vagabundos
de rea y gris ternura,
su fiel musa de barro
le hará un cuore a la luna.
Dulces serenatas,
de mi Buenos Aires.
Guardan su esplendor,
claros cielos de estrellas.
Que tus barrios se despierten
ataviados de leyendas,
con profetas de arrabales
madrugando tus veredas.
Autor(es): Lilian Papasso