Dondequiera que estés
Dondequiera…
Dondequiera que estés, yo estaré,
yo estaré.
Y aprenderé
el rocío en el río,
el color en la flor,
el silencio en el viento;
a correr sin andar,
a saber esperar,
a que vayas o vengas…
Dondequiera…
Dondequiera que estés, yo estaré,
yo estaré.
Juntos
descubrimos la ternura…
lejos,
es un viejo el corazón.
Qué ganas de gritar
mi desesperación,
qué ganas de tenerte
aquí… ¡a mi lado!
Tiempo…
malgastamos tanto tiempo,
tanto,
¡que podría ser recuerdo!...
Ya voy. Espérame. Ya voy.
¡Dondequiera que estés!...
Dondequiera…
Dondequiera que estés, yo estaré,
yo estaré.
Y aprenderé
la lección del amor
—que es amor si es dolor—
dando vida por vida;
y en silencio los dos
nos diremos tal vez
lo que todos olvidan…
Dondequiera…
Dondequiera que estés, yo estaré,
yo estaré.
Autor(es): Armando Pontier