Una calesita con dos yeguas


Respira el ventanal su mueca más real!
¡se rompe a la mitad la calle negra!
Parece un caballito con espuelas
el agua que diluvia hasta sangrar.
Una calesita con dos yeguas
era el vendaval de mi comedia,
¿quién me apuñaló la melodía de vivir?
¿quién le dijo al viento “nunca más”?

Rueda calle abajo
tu paso desvelando tanto asfalto,
y si ya te vas, decí que puedo hacer,
¡empilcharme con mi sed de sombra muerta!
¿Quién se va a sentar en mis tormentas?,
¿quién va a apuñalarme las miserias?
¿Cómo voy a hacer para seguirte
con mi pena calle abajo
si apenas sos fantasma y te me vas?

Se olvida el corazón el tiempo del adiós
y estalla porque si tras la esperanza,
después entiende el peso del olvido
y empieza las heridas a enterrar.
Cruza el corazón la calle vieja,
sabe que los vientos que regresan
no se pueden ver en los espejos de vivir,
¡nadie salva un sueño a la mitad!


Autor(es): Mariano Pini, Tato Finocchi