Aquellos rostros
La calle me muestra la cara y la ceca.
Va y viene en mil rostros, mil pasos, mil gestos.
Perfiles sin nombre, miradas sin dueño.
Caricias que pasan, dos ojos sin sueño.
Un vaso de whisky es todo el coraje,
la calle es un duende que cambia de traje.
Extraños que viajan, silencios que hablan,
un rostro sin rostro y muchas pisadas.
Y yo, por la calle, sin ver a los otros
¿Seré sólo un rostro, un paso y un gesto?
¿Seré una mirada que no tiene nada?
¿Un perfil que borran, los que van y vienen?
Y yo, por la calle, ya siendo los otros
¿Seré un rostro extraño entre aquellos rostros?
¿Un duende desnudo que no cambia el traje?
¿Un terco silencio que no escucha nada?
Ya sé, ya sé que es la hora de baldear los pisos,
mesas pata arriba, chirrear de persianas.
Solamente llevo en mi viaje un vaso,
un vaso de whisky y todo el coraje.
La calle, la calle no sabe que yo soy su dueño,
la calle es un rumbo que ha perdido el sueño.
No hay rostros, ni brazos, no hay pasos, ni gestos,
solo hay un silencio, un silencio terco.
Autor(es): Rubén Garello, Raúl Garello