Soñando
Dulce vivir feliz de mis amores
suave esperanza rayo de calma.
Como se va perdiendo en un suspiro
con sus dolores
toda mi alma.
Era tu amor muy cálido y ardiente:
era un torrente murmurador.
Y era tu voz ternura indefinida
arrullo y vida
del corazón.
Ya no estás junto a mi lado,
ya ni te veo siquiera,
ni en tu negra cabellera
puedo mi beso dejar...
Se fueron mis alegrías
se acabaron tus encantos
y hoy siento, al llorarte tanto,
que me consume el pesar.
Soñando, siempre, soñando
con tu divina hermosura,
mi vida se va acabando
por una intensa amargura.
¡Y es tan fatal mi desgracia
que sólo te sé llorar!
Miro en mi cuarto tan pobre
el retrato que me dieras
y al contemplarlo quisiera
que mi alma viviese en él,
para que también llorase
por tu destino tan cruel.
Tu juventud fue como un débil lirio
que arrastró el viento de la inclemencia.
Así cayó de un golpe tu existencia
como en mi alma
tan cruel martirio.
Y este dolor, que llevo tan profundo
me hunde en las noches de mi sufrir.
Siento mi ser cayendo sin segundo
y al evocarte
creo morir.
Autor(es): Eugenio Cárdenas, Paquita Bernardo