El Lungo y El Oscurito
Asomaba una azucena
sin pena ni gloria
al olor de la quema,
El Lungo viejo admiraba
con su maltratada herencia.
L’Oscurito sin apuro
mateando lavado
silbaba al pasar,
pero al pasar le gritaron:
“Cuidado mi amigo ande vaya a pisar”.
“Vea amigo -éste le dijo-
una flor no perfuma
entre la porquería
aunque si usted la pretende
es suya, aunque fuese mía”.
A mí me llaman El Lungo
soy viejo y quemero y mi vida está acá.
Yo un oscuro sin consuelo,
soy cuervo y si gusta podemos matear.
Las cornisas no me asustan jamás,
si la brisa te tira ande alguien te va a abrazar.
El Lungo y El Oscurito
d’entonces tejieron un nudo trovero,
que la mugre no desata
ni tampoco el aguacero.
Yo había pensao que la vida
te apura y te estira hasta desafinar,
pero ahora veo que en yunta
viviendo en la quema hasta puedo cantar.
En la villa esta azucena
es la flor quitapena que ofrece colores
y no hay molinos de viento
que detengan arreboles.
A mí me llaman El Lungo
soy viejo y quemero y mi vida está acá
Yo un oscuro sin consuelo,
soy cuervo y si gusta podemos matear.
Autor(es): Luis Longhi, Guillermo Fernández