A pesar de…
Aunque tus huestes olvidaron la destreza,
aunque tus huesos ya no sean como el gres,
cuando hasta el blanco fuga ya de tu cabeza
mientras la panza no te deja ver los pies;
sigo admirando el resplandor de tus hazañas,
sigo buscando algún destello en tu apagón,
hallo tesoros en tus quiebres y en tu calma.
Soy compañera de tu abismo y de tu sol.
Hoy, que el ayer
sólo es humo de alborada de una costa muy lejana
y el futuro se estrechó,
sé que nada importa tanto
como el amor.
Como el amor.
A pesar de lo que tiembla o callado languidece,
en rutinas de cocina
o en un sillón,
nuestra casa aún palpita.
Eso es amor.
Hoy, las luciérnagas son ecos del pasado
que filtran risas de un humor de juventud
y, sin embargo, en este ocaso capturamos
más de una de ellas con su prisa y con su luz.
Yo sigo envuelta en la canción de tus alondras,
mis laberintos aún se aquietan con tu voz.
Y es tu manía abrir senderos en mis rocas.
No es imprudente aseverar que esto es amor.
Autor(es): Mónica Fazzini, Beatriz Palumbo