No soy un cascabel
La chica del oeste deshojó una flor
de humilde primavera y último dolor,
mi chica del oeste murmura un adiós
y surge un valsecito del beso que faltó.
Mi voz la va a buscar
es hiedra en su balcón
rumor en tiempo de perdón.
Mi amor la quiere ver
llevar ese rosal
de Ramos a la Capital...
Haedo con su miel
de azahares y de tren
bebe de su pena en el andén.
Los gestos de mis manos ya no tienen paz
atrapan sombras grises en el ventanal
su paso hasta mi calle es niebla de mi afán
y el viento de la noche... silbando este final.
Tarirarira...
Yo me presento
yo lo aclaro y
les prevengo:
no soy un cascabel.
Oyeron bien
¿qué voy a hacer?
¡No me lo rechacen!
(Pero)
no soy un cascabel.
Me tildan de mina seria,
que lloro con el amor,
que el vaso vacío veo,
¡que hago del miedo mi voz!
Tarirarira...
Tarirarira...
Yo no les miento
lo escuché
me lo dijeron
les aseguro
¡yo no soy un cascabel!
Me dicen: ¡qué “María Caca”!
que un poco excéntrica soy,
ojo, cuidado, me enfermo
¡ojo, me enojo y me voy!
El río en el que me río
nunca el mismo río es
perdóneme si no llego,
si no llego a cascabel.
Lo que es seria... ¡que se ría!
Y que suene a cascabel.
¿Si no es cascabel, qué sería?
¡Sería... lo que debe ser!
Autor(es): Gabriela Elena