A mi viejo querido


La ternura de tu última mirada
nunca el tiempo ha podido borrar
esa cálida presencia tan serena
siempre fresca en mi recuerdo está.

Los años van pasando inexorables
y por siempre entre los tuyos se quedó
el recuerdo de ese verbo tan amado
que como un faro mi camino alumbró.

Cuántas alegrías alivian la tristeza
siguiendo aquellos rumbos que tu alma sugirió
torrente de cariño, humildad, nobleza
todo lo convivido llevo en el corazón.

Te despediste temprano de nosotros,
en horas de amargura y dolor,
mas la muerte trasciende y supera
quien la vida ilumina con amor.

Llevo tu sangre mi viejo querido
y mientras viva conmigo guardaré
la ternura de tu última mirada
arraigada en el fondo de mi ser.


Autor(es): Nelson Pilosof, Raúl Montero