El pollero
Canturreando en el pescante
de su carrito pintado
va Saturnino Taborda,
gritando a los cuatro vientos:
¡Hay pollo y gallinas gordas!
Y casi a ras de la llanta
escrito a pulso y prolijo,
lleva un letrero que dice:
"Soy soltero y no me aflijo."
Así recorre el pollero
las calles de mi arrabal.
¿De dónde viene? Nadie lo sabe.
Si tuvo amores, ¿Quién lo sabrá?
De sud a norte, de Hornos a Corrales,
es otro grito de mi ciudad.
Pero alguien dice que en una puerta
del conventillo llegó una vez,
y sin cobrarla dejó la yunta
a la obrerita del cuarto diez.
Al otro día, volvió de nuevo,
pero temblando con pena vio
que se llevaban a Margarita
ya para siempre camino a Dios.
(recitado)
Por eso, cuando las viejas
ven a Taborda llegar,
se juntan en el conventillo
para poderlo bichar.
Porque al llegar a esa puerta
siempre lo ven solllozar.
Canturreando en el pescante
de su carrito pintado,
allá se pierde Taborda
gritando a los cuatro vientos:
¡Hay pollo y gallinas gordas!
Y al morir la tardecita,
quién sabe, sufriendo el tranco,
pensando en su Margarita
sienta el amor en sus brazos.
Hasta que algún barquinazo
lo llama a la realidad.
Autor(es): Héctor Marcó