Flor de ceibo


Engalanando el paisaje
con sus racimos escarlata,
junto al arroyo de plata
el ceibo está, fiel guardián.
Flor de mi tierra divina,
roja como un corazón.
Flor que en las trenzas de las chinas
era un adorno coquetón.

Y las gentes de mi tierra
dicen que esa flor encierra
una historia de dolor.
Que allí brotó
de unas lágrimas de amor...
Dicen que era un gaucho bueno,
de mirar franco y sereno,
generoso y fiel varón,
derecho en el amor
y todo corazón.

Y que por bueno y honrado
lo traicionaron a escondidas.
Pudo cobrarse dos vidas
y en cambio dio su perdón.
Junto al arroyo callado
su desventura lloró.
Y de sus lágrimas de sangre
dicen que el ceibo germinó.


Autor(es): Armando Tagini, Eduardo Ponzio