Matala
Hace muchas noches me gritan en sueños
mil voces airadas de duda y rencor,
¡Matala!, ¡matala!... y despierto y miro,
cruzar por mis ojos, manchadas de rojo,
sus carnes de lirio, que son mi obsesión...
Pero, no, yo tengo la culpa, Señor,
si fueron mis besos sabios en amor
quién puso en su cuerpo la llama dorada
todos sus deseos loco de gozar.
Pero no, yo tengo la culpa Señor,
yo puse en su cuerpo la sed del amor,
mis besos malditos la hicieron así,
por eso es que lloro por ella y por mí...
¡Matala!, ¡matala!... si ya no te quiere,
aúllan las palabras del odio al pasar.
Y al verla sonriente que va en otros brazos,
se nubla mi frente, de fiebre, de abraso
y entonces quisiera besarla y matar...
Autor(es): Eduardo Bonessi