Maldonado
¡Maldonado!
Viejo arroyo que guardás
cien tragedias
enredadas en el mal,
y en tu libro de memorias
cobijó su historia todo el arrabal.
¡Cuántas veces
tu agua turbia se tiñó
con la sangre
del malevo que cayó!,
mientras, riendo en la esquina,
la mujer ladina ni se conmovió.
Hondos dolores que nunca se supieron,
tibios amores que pronto sucumbieron;
larga es tu historia de odio y de guapeza
forjada en la tristeza de todo el arrabal.
Cuando la noche de sombras se rodeaba
como un fantoche tu charco sollozaba
mientras la luna brillando desde lejos
mostraba en sus reflejos la vaina de un puñal.
Y el malevo
cuántas veces revisó
en tu orilla
la cartera que robó,
pa' comprarle chucherías
a la que tosía... y que al fin murió.
Maldonado:
menos mal que no podés
contar nunca
la miseria que escondés.
¡Y será tu triste vida
la sangrienta herida que no tuvo ley!
Autor(es): Luis Rubistein, Luis Visca