Adiós
Las blancas flores que en ti he depositado
fueron un símbolo de fe que pise en ti,
y me alejé tristón
dudando si al volver
sería dueño de tu corazón.
Mas esas flores de pena han marchitado
al ver lo pronto que te olvidaste de mí,
y al ver su pena yo
también dolor sentí
por ser tan cruel esta desilusión.
Fue la plácida luna
testigo de los besos
y dulces embelesos
que a tu lado gocé;
mis labios fervorosos
tu nombre han bendecido
tu nombre tan querido
que no olvidaré.
Olvidas que fijaste
tus ojos en mis ojos,
dijiste con sonrojos
me acordaré de vos,
no quise despedirme,
te dije hasta luego
y ahora cuando llego
recibo tu adiós.
Si al recordarme besas esas flores que te he dado,
no te asombre si vuelven a revivir,
porque en ellas mi corazón he dejado
que implorarte tus besos ha de pedir.
Autor(es): José De Grandis, Pedro Laurenz