Tu vieja ventana
He traído del campo estas flores que ayer
arrancaron mis manos con gran frenesí.
Porque quiero tenerte contenta, mujer,
y mostrarte que yo moriría por ti.
Si una intérprete fueras entonces,
sentirías igual que yo siento
un amor tan extraño y tan dulce
que al no realizarse sería un infierno.
Asomá tu carita y no me hagas sufrir,
te lo pido por lo que más quieras, mi amor,
que al no verte sería capaz de morir,
de cariño, quizá, o de extraño dolor.
Los culpables han sido tus ojos
y tus labios tus cómplices fueron,
que me tienen igual que a un esclavo
y soy, si se quiere, tu fiel prisionero.
Autor(es): Ambrosio Río, Guillermo Barbieri