La milonga que faltaba


Llegó a buena hora
la milonga que faltaba.
Que salgan a la pista
los más tigres que quedaron
y que bailen como antaño
se bailaba,
con cortes y requiebros
bajo el techo de la parra
la milonga tan porteña
que faltaba.
Prendete Catalina,
vos que sos mi peor es nada,
y enseñale a las pitucas
de Florida
a bailar esta milonga
con el ritmo más porteño
sin sacarle ni un detalle
de su vida.
Chinas que amanecieron
bajo los rayos del sol.

Milonga guapa,
la que faltaba
si era una papa
cuando tallaba
viejos conventillos
que temblaron de pavura
por los taitas de taquito
militar.
Lloran las nostalgias
del pasado tan hermoso
cuando escuchan los lamentos
de un cantar.

Llegó a buena hora
la milonga que faltaba.
Las chinas comadronas
que vistieron de percales
y porteños de corbata
voladora.
Hoy lloran la tragedia
del destino milonguero
porque ya no hay más milonga
a toda hora.
Prendete Catalina,
vos que sos mi pero es nada,
y enseñale a las pitucas
de Florida
a bailar esta milonga
con el ritmo más porteño
sin sacarle ni un detalle
de su vida.
Chinas que amanecieron
bajo los rayos del sol.


Autor(es): Carlos Pesce, Edgardo Donato