Tuya


Vos sólo bien sabés que yo soy tuya
que nada hará que nuestro amor concluya,
¡luchemos contra todos!... que el amor
es lucha y deseo, es canto y dolor.
Yo sólo sé que no podré olvidarte
que vivo y viviré para adorarte...
¡Qué importa lo demás, cuando ante Dios
he jurado un día, ser para vos!

Así hablaba una vez
una boca que, loco, besé.
Y no quise dudar
porque ella lloraba al jurar.
Besé sus ojos, pedí que sonriera y sonrió
y su sonrisa fue un tibio rayito de sol.
Pero todo pasó...
como pasa la felicidad,
desde que ella se fue
olvidarla no sé si podré.
Eterna noche, que llevo en mi alma sin luz
estoy solo en tinieblas, con esta cruz.

Vos sólo bien sabés que yo soy tuya
que nada hará que nuestro amor concluya.
Estoy oyendo el eco de su voz
cuando sollozando me juraba amor.
Yo sólo sé que no podré olvidarte
que vivo y viviré para adorarte.
Tratemos de olvidar, que una ilusión
no renace nunca, cuando murió.


Autor(es): Horacio Pettorossi