Espiantá Gregorio
Dejate de macanas, che, Gregorio
no tragués el anzuelo, ni por Dios,
—te dije— mirá, hermano que el casorio
¡no se se hizo pa’ mí, ni para vos!...
Y vos, por el afán de ser marido
entraste por el aro y justo al mes,
ya andabas con un ojo renegrido
Y... ¡guay de andar por ahí hasta las diez!
¡Espiantá Gregorio, que ya entró la noche,
no le des, hermano, la gran ocasión
que te lustre el lomo con un vayo ‘e coche
o te abra el mate con un cucharón!...
Vos tenés la culpa... ya te lo decía...
no dentrés, Gregorio, mirá lo que hacés;
¡No me hiciste caso!... Seguí por la vía
Y en cuantos andés viudo... ¡casate otra vez!
Hay veces que te miro y me revienta
al verte lleno de parches... ¡gran chabón!
Y más cuando hay alguno que comenta
que es fruto de la... “gran revolución”.
¡Y es claro!... ¿quién va a creer que eso es biabusa
que a diario te propina con placer.
¿El ángel de tu amor... esa “papusa”
que Dios te regaló para mujer?
Autor(es): Juan Fulginiti, Emilio Sola