Veredón porteño


Mientras la luna plateada
aparece lentamente,
iluminando el ambiente
de la ciudad y la barriada.
Se oye en la vieja cortada
las notas del organito
a la par que un compadrito
canyenguea el dulce eco
en el veredón del hueco,
debajo del farolito.

Milonga canyenque, nocturno porteño
tus notas desvelan mi profundo sueño.
Milonga es poema de nuestro arrabal
y no hay en el mundo sentimiento igual.

De la ventana chispea
el ojo de la vecina,
es la parda “Filipina”
que nerviosa se colea,
se enciende como una tea
la pasión que la domina,
se pianta para la esquina,
donde el órgano rezonga,
para bailar la milonga
de nuestra tierra Argentina.

El botón que se ha quedado
de apoliyo porque empina,
lo despierta la propina
del escolazo de al lado
con el paso simulado
se va al garito afanoso
y vuelve haciéndose el oso
escondiendo bien la guita,
en tanto el buzón le grita
pasá el toco... che ambicioso...


Autor(es): Ángel Greco