El arrabal cierra sus puertas


Todos los días en la cortada
un viejecito se ve pasar
muy tristemente con una nena
causando pena su duro andar.
Según comentan los que conocen
la triste historia del drama aquel,
que la canalla huyó una noche
cegada en lujos brillanteril.

Solo,
el viejecito
sabe,
lo que es sufrir.
Mientras,
la pobrecita
ríe,
sin comprender
toda
la triste historia.
Pero,
jamás sabrá
ella,
que su mamita
nunca
regresará...

Muy lentamente llega la noche
y como un broche el arrabal,
sus puertas cierra, mientras las almas,
lloran sin calma el triste mal.
Y cual un eco sólo se oye
allá a lo lejos un can ladrar,
y, tiernamente, el viejecito
a su nenita dice: “Vendrá”.


Autor(es): Edelmiro Garrido, Raquel Notar