Preñado de gris
Se fueron todas tus penas y las mías
aquella noche feliz de nuestra unión,
que bien le hicieron tus besos a mi vida
cuánto te quiso mi amante corazón.
Hoy yo no entiendo qué fue lo que ha pasado,
quién puso nubes de hastío nuestro amor.
Vos me dijiste que debemos separarnos
y ni amagué siquiera por impedir tu adiós.
Ya ves, nos quedamos los dos sin palabras,
aquella mañana que nos vio partir.
Tu voz era un resto de vida quebrada,
mi voz era un grito preñado de gris.
Por qué nos amamos, me pregunto ahora
que estamos enfrente de una sinrazón,
si fuiste tan buena y yo fui decente,
¿de los dos, quién quiso la separación?
Cuánta esperanza jugaba en nuestros sueños,
cuánta sonrisa de amor entre tú y yo.
Se adivinaba que estábamos contentos,
que un rumbo bueno se habría para los dos.
Yo sé que ahora la voz de la amargura
cambió un encanto por esta sinrazón.
Tal vez nos fuimos más que amigos y esta duda
se aferra a mis antojos como una maldición.
Autor(es): José María Suñé, Javier Mazzea