Poema del olvido y los amantes
Se amaban locamente bailando en las esquinas
y en cielos de extramuros temblaban, como Dios;
la sombra de sus dedos abría las tinieblas
y bellos y feroces sudaban como el pan.
A veces inventaban cien lluvias de silencios,
metáforas impuras en sueños de otro acohol
y encima de la culpa sembraban un orgasmo
febril, degenerado, como un antiguo plan.
Amar…
como un poema oscuro,
como una espada a tientas,
con grillos y tormentas,
como un deseo atroz.
Amar…
como un león endeble,
como un cristal de penas,
con lágrimas obscenas,
como un perfecto azar.
Amar irreparablemente,
y volver… y amar…
Tan hondo fue el misterio, su asunto solitario
de amantes andrajosos lamiendo su estertor,
que un día se perdieron callados y seniles
en huecos de un olvido, presagio de orfandad.
Borraron todo rastro como hace el asesino
sin ver que ese mal cuento llevaba una traición:
se sabe que el olvido no cumple sus promesas
y hoy cargan la condena de amar y amar y amar…
Autor(es): Raimundo Rosales, Tato Finocchi