Mesas de los bares
Ella pensó que el mundo era una fiesta,
y algún ‘te quiero’ apenas susurrado;
se fue esperando una respuesta,
el bar era un testigo,
de aquella gris canción bajo la siesta.
Él no inventó su sombra en la ventana
buscándola en las mesas del barcito;
vagó perdido en la mañana,
como un fantasma herido,
tibio recuerdo de otra madrugada.
Historias pequeñas,
verdades y mentiras,
pasiones y bohemias
en mesas de los bares.
Historias pequeñas,
amantes y amadores,
perdidos, perdedores,
haciendo malabares.
Sentado entre cigarros y cervezas,
enarboló una historia hacia adelante;
sin superhéroes ni proezas,
creyó que en Buenos Aires
eran lo mismo sueños y certezas.
Con el final de un lápiz medio rante
le dibujó un payaso en una rosa;
con cuatro versos ignorantes,
en una servilleta,
dejó el boceto de su amor andante.
Historias pequeñas,
verdades y mentiras,
pasiones y bohemias
en mesas de los bares.
Historias pequeñas,
amantes y amadores,
perdidos, perdedores,
haciendo malabares.
Autor(es): Raimundo Rosales, Marcelo Saraceni