Milonguera de ley
Llanto de pendeja en los alcoholes del adiós
sola en el toilette,
vuelca su amargor.
Bruma del silencio en la mañana del salón
y en el llanto arrastra su rubor
ya la noche
se apagó
ya su almita
se quebró.
Vieja milonguera, en la caricia de tu voz
limpiá su triste corazón
dale tu consejo
dale vuelo a su ilusión
dale alivio en su desolación...
Vos
maestra de las rondas del placer
vos
borracha de infinito amanecer
contale que las noches se dibujan en la piel
y saltan al vacío por vivir y comprender
decile que hay abrazos que se sufren para bien
Y hay besos brillantes que ocultan
vos
baqueana en madrugadas de bajón
vos
soltale tu maldita confesión
sí,
que suene a carcajada de dolor
por ser milonguera de ley.
Entra tanto amor sólo en un pecho de mujer
¿Cuándo hay que partir?
¿Cuándo hay que volver?
Una milonguera sabe andar su soledad
y gozar la pena de tanguear.
No llorés
tu palidez
ya fue luz
brilló y se fue.
¿Cuántos precipicios volverás a florecer
bailando una y otra vez?
Ya palmó la noche
de aquí a poco vendrá el sol
para cautivar tu corazón
Vos
serás maestra en rondas de placer
Vos
borracha de infinito amanecer
sabrás que tantas noches se dibujan en la piel
y saltan al vacío por vivir y comprender
rodando en los abrazos que se sufren para bien.
Y en besos brillantes que ocultan
vos
serás baqueana en noches de bajón
vos
dirás esta maldita confesión
sí,
y al dar tu carcajada de dolor
serás milonguera de ley.
Autor(es): Alfredo Rubín