Caricias de nácar
Caricia nacarada
tu canción,
antigua, triste y sabia
sibila del amor.
Anida entre tus pliegues
un dolor
eterno como el aire
que aventó tu son.
Decime lo que soy,
decime lo que sos.
Milagro de tu voz
mi voz
que escribe en tu canción
secretos de los dos
guardados en tu viejo
arcón.
Bandoneón,
por tus ríos interiores
voy desnuda y como un barco
sin timón.
Bandoneón,
en el puerto de tu fuelle
que no pregunta ni miente
quiero anclar
mi corazón.
Suspendido aliento
de tu reclamo sediento
exorcizando
mi dolor.
Cuando bailás de la mano
del que acaricia tu nácar
como haciéndote el amor.
Te nombran las palomas
del balcón,
La niebla de las calles
en el amanecer.
De toda Buenos Aires
el sabor
del caldo de la vida
que te alimentó.
En el suburbio aquel
o en medio del fragor
Intensa Buenos Aires
de hoy,
que escribe en tu canción
secretos de los dos
guardados en tu viejo
arcón.
Autor(es): Renata Lamborghini, Carlos Pazo