Carocito
Carocito sutil
que en ti guardado habita
la más preciosa pepita
que imaginó la ilusión.
Rosado camarín
hay en ti, un alma pura
impregnada de dulzura
de tu tierno corazón.
Tu preciosa silueta
saturada de divina gracia...
la augusta aristocracia
de tu suave y rítmico andar
a poetas les sugiere:
tu candor, tu belleza y virtud
¡cantar la exelsitud
que jamás se podrá ponderar!
Carocito, carocito:
por ti…
por callaron las aves
por ti
de la brisa el rumor suave
por ti…
por ti también silenció.
Pero…
es que se comunicaron
al ver
que dentro de ti había
sin par
¡un corazón que latía
en ti
por toda la creación!
Primoroso carocito:
¿cuál fue?
¿Cuál gracia?, ¿cuál ley divina
que a ti
te hizo grácil y fina
y a tu…
y a tu rostro dio arrebol?
¿Cuál fue
la divina providencia,
que a ti
te brindó con sus favores?
¡si a ti
te envidiaron las flores!
¡por ti…
triste se puso el sol!
Autor(es): Juan Durante, Roque Biafore