Ayúdame a vivir
Yo no sé que nombre tiene
el que jura por la cruz,
sin cumplir lo que promete,
no lo sé.
Ni el castigo que merece
el que roba juventud,
la deshoja y la envejece
como un cruel.
Sólo sé que en este caso
siendo juez de tu maldad,
te bautizo con un nombre:
¡Criminal!
Y te doy como castigo
el que yo sufrí, moral,
en la cárcel de tu olvido
¡Nada más!
Con gotas de mi mal manché la almohada
¡ayúdame a vivir! Te dije entonces,
y a fuerza de llorar, borré las manchas
y sané por amor ¡No por el hombre!
Nunca tuvo una frase, una palabra
que hicieran revivir tiempos de novia,
con mis besos creí llegarte al alma
y tu instinto brutal pensaba en otra.
Yo también cambié el deseo
de vivir por tu pasión,
quiero amar entre los muertos
¡quiero a Dios!
No me escondas tus pupilas
dame luz en tu interior,
quiero verme muerta en vida
por traición.
Odio todo lo terreno
odio al hombre que hay en ti,
sin amor, sin alma adentro
como un vil.
¡Toma, ruin! abre esta herida
saca el corazón de aquí,
dame al menos la alegría
de morir.
Autor(es): Atilio Supparo, Héctor Artola