Amarras


Vago como sombra atormentada
bajo el gris de la recova,
me contemplo y no soy nada...
Soy como mi lancha carbonera
que ha quedado recalada,
bien atada a la ribera.
Yo también atado a mi pasado
soy un barco que está anclado
y siento en mi carne sus amarras
como garfios, como garras.
Lloro aquellos días
que jamás han de volver;
sueño aquellos besos
que ya nunca he de tener,
soy como mi lancha carbonera
que ha quedado en la ribera,
¡sin partir más!

Aquellos besos que perdí
al presentir que no me amaba,
fueron tormentas de dolor
llenas de horror.
¡Hoy no soy nada!
Yo sólo sé que pené,
que caí y que rodé
al abismo del fracaso...
Yo sólo sé que tu adiós,
en la burla del dolor,
me acompaña paso a paso.
Ahora que sé que no vendrás,
vago sin fin por la recova,
busco valor para partir;
para alejarme... y así
matando mi obsesión,
lejos de ti, poder morir.

Pero vivo atado a mi pasado,
tu recuerdo me encadena,
soy un barco que está anclado.
Sé que únicamente con la muerte
cesarán mis amarguras;
cambiará mi mala suerte.
Vago con la atroz melancolía
de una noche gris y fría;
y siento en mi carne sus amarras
como garfios, como garras.
Nada me consuela en esta cruel desolación.
Solo voy marchando con mi pobre corazón.
Soy como mi lancha carbonera,
que ha quedado en la ribera,
sin partir más.


Autor(es): Carmelo Santiago, Carlos Marchisio