Barrio Once
Para vos, Barrio Once, este verso emotivo
con un cacho grandote de cielo de rayuela.
Yo soy aquel muchacho, el fulback de Sportivo
Glorias a Jorge Newbery, que alborotó la escuela.
Yo soy aquel que al rango no erraba culadera,
que hizo formidables proezas de billarda.
Rompedor de faroles con mi vieja gomera,
tuve dos enemigos: los botones y el guarda.
Y, los bolsillos bolsas de bochones y miga,
llené toda la calle de repes y de chante.
¡Mi bolita lechera!... ¿Dónde andarás, amiga?
¡Y aquella mil colores, cachusa y atorrante!
Se fueron con el viejo pepino corralero,
el terror de los trompos, mi trovero baqueano.
Partía las cascaritas con su púa de acero
y a las chicas del barrio les zumbaba en la mano.
Se fueron con los cinco carozos de damasco
de mi ainenti querido... Payanira primera!
Si te habremos jugado con el grone y el vasco
y con Casimba, el hijo de la bicicletera.
Barrio mío, donde garabatié con tiza
robada del colegio: ¡Yo la quiero a Adelita!
¡Abajo el Cachirulo! ¡Boicot al Pataliza!
El que le lee esto es un... Toto afila con Lita.
Barrio mío, donde quedara abandonado
el simbólico tejo diezañero y querido,
hoy -que en esta quiniela del vivir soy sobrado-
tu recuerdo me abuena como un verso sentido.
Tu recuerdo es el gol que me da la victoria...
Porque he jugado mucho, miro claro la vida...
Barrio mío, en tus calles, está toda mi historia.
Es una piedra-libre y una gata-parida.
Autor(es): Carlos de la Púa, Fernando Montoni