Loca de amor (La loca de amor)
En los anchos de montes frondosos
do la vida pasara el paisano,
vaga sola en el suelo pampeano
una loca con lánguida faz;
esta loca que en tiempos pasados
habitara en las horas de amores
hoy esparce sus tiernos clamores
en la Pampa que duerme en la paz.
Esa gentil escultura
que a la virgen fue copiada,
hoy ya se encuentra bañada
por un profundo dolor;
la magnánima dulzura
de su voz, casi no suena
y al sonar pinta la pena
que le ha causado el amor.
A los rayos del sol que iluminan
el sendero que va atravesando
con su llanto lo va tapizando
que en torrentes le brota al llorar,
el cabello, en los hombros reposa,
de la boca, color rubicela
y es su talle gentil de gacela
lo sublime que deja extasiar.
Llámase Lola, la loca
del paisano condolida
y en el pago conocida
por una “loca de amor”
a Marcelo le quería,
pero la patria adorada
lo llamó cuando ultrajada
se vio por el invasor.
Hace un año que el grito de guerra
a la tumba a Marcelo ha llevado
y de herencia en el mundo ha dejado
a la niña que loca volvió.
Pobre Lola, que tierna adoraba
sus primeros ardientes amores,
que son lacios los bellos fulgores
que el amor en su pecho dejó.
Un día que la locura
a su extremo había llegado,
Lola se había abrazado
la corona con ardor;
pero al abrazo tan fuerte
se la vio que se extinguía,
quedando en la tumba fría
muerta la Loca de amor.
Autor(es): Ricardo Podestá, Pablo Vázquez