Madre hay una sola
Pagando antiguas locuras
y ahogando mi triste queja
volví a buscar en la vieja
aquellas hondas ternuras
que abandonadas dejé.
Y al verme nada me dijo
de mis torpezas pasadas,
palabras dulcificadas
de amor por el hijo,
¡tan sólo escuché!
Besos y amores...
Amistades... bellas farsas
y rosadas ilusiones
en el mundo hay a montones
por desgracia...
¡Madre hay una sola!...
Y aunque un día la olvidé
me enseñó al final la vida
que a ese amor hay que volver.
Y nadie venga a arrancarme
del lado de quien me adora
de quien con fe bienhechora
se esfuerza por consolarme
de mi pasado dolor...
Las tentaciones son vanas
para burlar su cariño;
para ella soy siempre un niño,
¡Benditas sus canas!
¡Bendito su amor!
Autor(es): José de la Vega, Agustín Bardi