Yo te bendigo


Daba la diana el gallo,
ladrando un perro desde lejos contestó
y el arrabal al despertar
al nuevo día saludó...
Lejos pasaba un coche...
Cual centinela que la guardia terminó,
la luz temblona de un farol
como un lamento se apagó.

Rompió el silencio el bordonear de la guitarra
y por sus cuerdas el dolor pasó llorando
y una voz que la pena desgarra
cantó de este modo su cruel dolor:
¡Yo te bendigo pese al daño que me has hecho
aunque otros brazos te acaricien y te abracen,
pues el rencor no ha cabido en el pecho
que un día llenaste de luz y de amor!...

Mas si con dolor
llegas a llorar
al recuerdo del amor
que te supe dar
piensa que te perdonó
mi corazón
y el alma que por ti sufrió
te da su bendición.

Daba la diana el gallo.
Como un reproche a la amorosa bendición
ladraba el perro y de un farol
murió la luz con la canción...
Pero el yo te bendigo
que desde el fondo de su pecho él arrancó
de la guitarra al cielo fue
y en una estrella se escondió...


Autor(es): Juan Andrés Bruno, Juan de Dios Filiberto