Almita herida
Yo te amé un otoño ya lejano
con el fuego azul de mi pasión,
y hoy traigo tu recuerdo de la mano
-crepúsculo lontano-
fantasma de mi corazón.
Ibas caminando hacia el misterio.
Yo salí a su encuentro y te alcancé...
Triste, cruzabas por la vida
y al ver tu almita herida
te acompañé...
Fue un loco amor
el que sentí por ti...
Entre mis brazos te vi
que agonizabas con mis besos.
Cuánto duró
tu amistad y tu amor... no lo sé...
Si fue toda una vida o quizá
un minuto supremo tal vez...
Tan sólo sé
que tuviste el valor de encontrar
el instante oportuno de huir
con mis sueños detrás...
Autor(es): Enrique Cadícamo, Juan Carlos Cobián