Desde mi noche

Desde el fondo de mi noche
se me hace que nunca amanecerá,
y este silencio que pesa,
como pesa el día de gris invernal.

Cuando germina el desvelo
lo mismo que el campo después de llover,
siento que nace la zamba
que corre en mis venas, florece en mi piel.

Sólo recuerdos queridos
de tantos caminos que anduvo mi andar,
se me hacen coplas azules
como las florcitas del jacarandá.

Parece un puñal de plata
el rayo de luna que acaba de entrar,
que arrinconando las sombras
se ofrece en defensa de mi soledad.

¡Canten, guitarras queridas,
alegren los tiempos, animen la fe,
llévenme por esos sueños
pintados de verde de un amanecer!