La mujer de la noche larga
Tangos
Y la mujer se guardaba
ilusiones de uvas pardas,
mientras sus ojos quemaban,
pasiones de rotas llamas.
Sobre la mesa rencores
se escurrían y quebraban
y se daban contra el piso,
haciendo cabriolas raras.
Sus manos tajeaban sombras,
como filosas espadas
y dibujaban un cielo
inquieto de locas garzas.
Entrega la noche tiempos,
tiempos de nubes en llamas,
y se cubre de espirales,
de humo y voces no claras.
Se rompe la luna en copos,
en mariposas de gasa.
Y revientan amapolas
llenas de sangre las alas.
Ya la mujer bebe seria
con la noche en la garganta.
Tiene la voz que le duele,
por eso quiere quemarla.
Y se refugia en un tango,
en uno que nadie canta
y que le suena en las sienes,
dolor de fueye y guitarra.
Mujer que duele y se duele
en un tango que se guarda,
que la emborracha de penas
vestida de ausencias largas.
Autor(es): Miguel Jubany, Marcelo Raigal
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