Los duendes del otoño
Tangos
En puntitas de pie, levemente,
llegaste a mi vida…
cuando todos los duendes de otoño
ya estaban aquí.
Fue terrible encontrarte
sabiendo que todos los llantos
duelen tanto… ¡sin llorar!
Devolviste, misterio a misterio,
calor a mi almohada
pero nada pudo atarte…
y mordiendo los labios con pena
¡mi condena fue verte marchar!
Qué más remedio que vivir así
si tú no estás para decirme “amor”,
si cada espejo te regresa,
cada cosa te recuerda
¡y las horas no se pasan más!
Qué mala suerte fue perderte así,
en el momento que preciso más…
cuando los duendes del otoño
me acorralan y me gritan
¡que ya no vendrás!
Si las rosas perfuman y mueren
porque tu cariño
me ha dejado clavado un perfume
en el corazón…
y sabiendo que ya no hay más risas,
ni besos, ni nada
¡qué cansada desazón!
Si esa oscura figura en el cuarto
ya no es más tu sombra,
si tu nombre no me nombra…
¡no te extrañes si escribo este verso
y es un verso de la soledad!
Autor(es): Federico Silva, Armando Pontier
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