Salomé
Tangos
Por llamarte Salomé
quizá yo te encontré
distinta a otras mujeres...
Por llamarte Salomé
quizá toleraré
lo altiva y mala que eres...
Qué me importa si al sufrir
tu risa angelical
dulcísima me hiere...
Tienes mujer
un encanto fatal
y el perfume de una flor sensual.
Cuando llegué hasta ti
temblando de emoción
por tu belleza...
Ardientemente te imploraba,
indiferente me escuchabas...
Abrí por fin
tu corazón, mujer,
y entonces pude ver
la bruma de tu esplín...
En cada beso yo sentí el sabor
de tu fatal
influencia de amor...
Frente a tu imagen, Salomé,
la bayadera surgirá
y entonces yo te cantaré
el tema de mi viejo mal...
Tu danza erótica sabrá pulsar
el ritmo loco de mi palpitar...
¡Piedad!...
¡Piedad... mi Salomé!
Si es que el fin ha de ser
el bautista San Juan.
Autor(es): Enrique Cadícamo, Juan Carlos Cobián
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