Mundana

Tangos

Bebamos y lloremos, la noche nos convida,
igual que a los amigos que vuelven del ayer,
a desnudar el alma mostrando en carne viva
las hondas cicatrices de nuestro padecer.
Si no alcanza tu mano el cielo que soñaste,
tampoco en el desierto de mi alma hubo una flor,
tus alas están rotas por eso es que rodaste
en este oscuro y triste refugio del amor.

La furia de los hombres, mundana, te condena.
El barro y las astillas se clavan en tu ser.
Yo soy un peregrino golpeado por las penas,
vos un cristal quebrado, por donde Magdalena,
asoma su tremendo cansancio de mujer.

Si somos dos errores con una misma vida,
suicídate conmigo, espectro del amor.
Si somos dos cansancios, dos penas, dos fatigas,
perdidos en los turbios torrentes del alcohol.
Bebamos y lloremos que el llanto y la bebida,
el blanco ajuar de novia que alienta una vez más,
y a mí me presta el sueño con que inventar la vida,
que, fuera de este charco, no he de vivir jamás.

Autor(es): Manuel Barros, José Basso
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