Ya no soy uno más

Tangos

(Hablado)
Después se abrió la noche y todo fue
la calle se pobló de ingenuidad.
Salimos a correr, a recorrer...
Nos fuimos a gritar por la ciudad.

Teníamos los pesos de la fe,
y los centavos que olvidó el rencor.
Y todo lo que está después de todo,
la callada palabra y el amor.

(Cantado)
Por las callejuelas de sus ojos me perdí
sin pedirle nada al porvenir.
Sin razón... ¡porque sí!...
Me jugué... ¡Todo lo que yo viví!
Habitante de la calle y de la noche
caminante del amor y lo imposible
todo lo aprendido se borró de mi vivir
y encontré... ¡Que algo renacía en mí!

Y le di mi vanidad...
Le di también mi mundo y mi disfraz.
Y las guitarras del alma,
que estaban dormidas, de nuevo cantaron,
¡de nuevo me dieron, ganas de gritar!...
—y enloquecer la ciudad—...
Que ya no soy uno más, junto a rostros que pasan
y cruzan las calles, con su soledad.

Por los mil senderos del misterio quise ir
al secreto mundo de vivir.
Sin pensar... ¡porque sí!...
¡Regalé!... Todo lo que yo gané.
Ignorante de lo bueno y de lo absurdo
pasajero de los días y la vida
por las callejuelas de sus ojos me perdí
y encontré... ¡que algo renacía en mí!

Autor(es): Rubén Garello, Raúl Garello
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