Mediodía

Tangos

Era esa hora del mediodía
si la memoria no me es infiel
en que las pibas van por el vino
y los sifones al almacén.
Yo me aburría solo en la esquina
apuntalado por un farol
y vos pasaste, iluminada,
por el biabazo del padre sol.

Me campaneaste con pretensiones
y vi apagarse tus dos mirones.
Después la cita y el barrio reo
del organito y el cotorreo
en esa hora que el sol se pone
me vio pasearte como un trofeo
apretadita a mi corazón.
Después, la historia tan conocida,
te tomé el tiempo y en la partida
que con regodo te di un domingo
pediste freno, te di la vida
envuelta en besos y en ilusión.

Y el cotorrito fue una maceta
siempre regada por el amor.
Yo puse el verde de la esperanza
vos tu presencia como una flor.
Dejé la esquina, ya no me aburro,
soy un muchacho trabajador,
que sólo quiere pasarse el día
bajo tus ojos tomando sol.

Que no se mueran las ilusiones,
cantan a dúo los corazones.

Autor(es): Celedonio Flores, Manuel Buzón
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