El llamado de tu piel

Yo busco en Buenos Aires
resabios de tu vida,
y aquella fe perdida
en un amanecer.
Te busco así, con ansias
igual que busca el día,
su reposo tan ansiado
sobre cada atardecer.

Hoy llueve Buenos Aires
su lágrima de otoño,
garúa terca y fina
que llora en cada esquina,
las cosas nuestras que se fueron
y desde algún rincón,
gotean su tristeza
en mi desolación.

Buscarte en lo imposible
fatal destino el mío,
que en su delirio siempre
alcanza a ver tus ojos;
y en cada madrugada
como un recuerdo fiel,
despierta en mis sentidos
el llamado de tu piel.

Te busco en mil aromas
y en blancos de azucena.
Te trae hasta mi pena
la gris puesta de sol.
Te busco así, con ansias
con un latido lento,
porque al irte te llevaste
la mitad del corazón.

En cada instante nuevo
están las horas viejas,
y vos, sutil espiga,
que ayer fuiste la vida
hoy sos la prosa, rima y verso,
de aquel, mi ciego amor
y de la historia grande,
mi página mejor.