Ibis
Tangos
Silenciosamente la miré,
vi su boca roja que se abría
y en el ardor de un beso prolongué
aquel instante de emoción y amor...
Su blanco plumaje desplegó
al compás de extraña melodía;
entre un suspiro mío se alejó
y en busca de otro amor, tal vez se fue.
Ibis seductor,
si supieras lo que lloré
cuando después de aquel encanto, desperté:
¡El goce trocado en dolor!
Ibis, al volver,
buscases de nuevo mi vida
sabes que, en mi alma, una herida
está llorando la ilusión de ese ayer.
Besos que en un tiempo disfruté
boca que mentía: ¡Sólo tuya!
Ojos de cielo que su luz robé
y hoy me enceguecen sin poderlos ver.
Risa cuyo alegre cascabel
suena cual si fuera un aleluya.
Tal vez mi llanto sepa conmover
y pueda, así, gustarlos otra vez.
Autor(es): Luis Bates, Héctor Bates
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