Apasionadamente
Tangos
Yo no sé por qué motivo tenés miedo de quererme,
si no existe ni una nube en el cielo de los dos;
sólo espero una palabra de tus labios, tiernamente,
para unirte entre mis brazos corazón a corazón.
Para darte en cada beso... un pedazo de mi vida.
Demostrarte que soy tuyo, que soy tuyo y nada más.
Este amor es una rosa perfumada y sin espinas
que te ofrece, para siempre, mi cariño pasional.
Nada quiero si no llega de tus manos,
de la rosa de tus labios, de tu amor, sólo tu amor.
Nada quiero de la vida, de la suerte,
ni me importa ya la muerte si no tengo tu pasión.
Vida mía, te lo juro, sólo espero
de tus labios un ¡te quiero!, para darte el corazón.
Yo quisiera demostrarte que te quiero tanto y tanto,
que no existe ni una sombra, ni un agravio en mi pasión,
que ya nadie en este mundo hoy podría separarnos,
que nacimos para amarnos porque así lo quiso Dios.
Aquí estoy temblando el alma... esperando tu respuesta,
vos dirás si mi existencia será un grito de dolor.
Vos dirás con tus palabras si me muero de tristeza
o si brotarán las flores donde tengo el corazón.
Autor(es): Juan Manuel Mañueco, Eduardo Del Piano
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